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Los dientes de leche tienen una importancia clave para el desarrollo de una sonrisa sana y fuerte en la etapa adulta, según explica el Dra. Blanca Marin Carmona  especialista de la Clinica Dental Luque.
Los dientes deben cuidarse desde su aparición. Hay cepillos muy suaves para que los niños aprendan a lavarse los dientes en estos primeros años en los que, además de la limpieza en sí, es necesario que adquieran los hábitos de higiene bucodental. Una vez que aparece el primer molar de leche, el cepillado cobra una mayor importancia. Lo ideal es que se laven los dientes tres veces al día -una después de cada comida- pero es especialmente importante que nunca se olvide por la mañana, después del desayuno, y antes de irse a la cama.
No obstante, hay niños que, aun manteniendo una correcta higiene bucodental, tienen mayor tendencia a padecer caries: bien por tener una dentición en la que los surcos y fisuras son muy pronunciados, o porque sus dientes tienen un esmalte más débil, o por su tipo de saliva. Incluso puede haber una cierta predisposición genética. Además de la higiene se aconseja que, durante los primeros años se evite que los niños se vayan a la cama con un biberón de zumo o leche, ya que puede provocar caries que llegan a ser muy agresivas. Si necesitan beber a lo largo de la noche, el agua es la mejor opción.
Visitas regulares al dentista
Es aconsejable que los pequeños visiten al dentista cada seis meses para una revisión y para realizar fluorizaciones, que ayudan a reforzar el esmalte. De esta forma, podrán controlarse también las caries y otras enfermedades como la gingivitis, inflamación en las encías causada por los restos alimenticios que quedan atrapados entre los dientes y que provoca sangrado de las encías. Esta última no es normalmente grave y suele deberse simplemente a un cepillado incorrecto, pero también puede ser síntoma de alguna enfermedad más seria.
Es importante tratar las caries en la primera dentición para que el niño tenga una correcta masticación y su boca se desarrolle adecuadamente. En caso contrario, podría destruirse más tejido dentario e incluso llegar a afectar al nervio. En este punto, el niño tendrá dolor, que en ocasiones puede llegar a ser intenso, e inflamación.